Más de 50 años promoviendo la cultura de barrio (DV 05.12.19)

(Este artículo se publicó en el Diario Vasco el 5 de diciembre de 2019. Haz click aquí para acceder a la versión online completa del mismo).

Existen clubes deportivos, asociaciones culturales y otra serie de organizaciones sociales que, por su dedicación y compromiso con su entorno, consiguen que su actividad trascienda lo que les ocupa. Es el caso de Egia Kirol Elkartea, que desde hace más de 50 años, no se conforma con promocionar el balonmano entre sus vecinos y difundirlo entre los más pequeños, sino que se vuelca con el barrio.

Medio centenar de niños y niñas de los equipos de las categorías inferiores de Egia K.E. posa para DV Kirolak antes de un entrenamiento. FOTO: A. SISTIAGA

El club egiatarra se fundó en 1965, pero su escuela de categorías inferiores no se gestó hasta hace 11 ó 12 años, cuando un acuerdo de colaboración entre la Diputación Foral de Gipuzkoa, los centros de enseñanza y los clubes de balonmano del territorio permitió incluir esta disciplina en el deporte escolar: «Desde ahí, tuvimos cierta continuidad y se pudo realizar esa iniciación al balonmano de una forma más programada», recuerda uno de los responsables de la base, Xanti Jaka.

Los clubes guipuzcoanos apoyaron la iniciativa facilitando los monitores para que se pudiera impartir esa formación en mejores condiciones de las que había: «Los entrenadores de balonmano de deporte escolar no tenían una formación mínima, por lo que empezamos a fomentar que los entrenadores tuviesen cierta base y capacidad balonmanística. Al principio se encargaban los jugadores de cadetes y juveniles, que eran los que tenían el conocimiento y la frescura necesarios para tratar con los más pequeños», prosigue otro de los encargados del proyecto, Jokin Urrosolo.

Cursos de tecnificación

Paralelamente, Egia K.E. comenzó a organizar cursos de tecnificación en Navidad y Semana Santa, que siguen desarrollando en la actualidad, en pos de «dar un empujón a los chavales que sentían el balonmano». Y es que, por una parte, tenían a jóvenes que llegaban al club y preguntaban; y por la otra, «veíamos la necesidad de trabajar con la cantera y con posibles fuentes de generación de nuevos jugadores. Veíamos demanda y la necesidad de estructurar y potenciar esa enseñanza al mismo tiempo que promovíamos el balonmano en los distintos centros de enseñanza, porque entonces no tenía apenas difusión», lamenta Jaka.

Tal y como sucede en otros, o casi todos, los deportes, ese primer contacto de los más pequeños con la disciplina en cuestión es vital para que se puedan enganchar. «Por eso, entendíamos que no podía darse de cualquier forma. El objetivo de esa formación específica es que después se acerquen con más interés a esas jornadas de tecnificación y que a los 12 años, a partir de sexto de Primaria, pasen a formar parte del club», recalca convencido Urrosolo.

Rozando la paridad total

Egia K.E. cuenta con un equipo mixto de categoría alevín, que casi daría para hacer dos, y tiene uno masculino y otro femenino en todas las categorías, en algunas incluso más, hasta la absoluta. Y es que Xanti explica que «en el club existen la vocación y la sensibilización por la igualdad; y llevamos años potenciando a ambos sexos por igual. Llevamos más de 12 años con chicas en el club, que antes no las había; y aunque todavía hay más chicos que chicas, por poquito, la idea es alcanzar la paridad total e incluso hacer discriminación positiva con las chicas», lanza.

Jokin también recuerda bien cómo «hace 15 años no había balonmano femenino en el club», pero celebra la implicación de las chicas desde el momento en el que se hicieron con su hueco en Egia K.E.: «Desde que se creó aquel primer equipo, no recuerdo si cadete o juvenil, tuvimos esa categoría cubierta y, además, se fue consiguiendo que las chicas se mantuvieran en el club y hacer crecer el número de equipos hasta doblar en varias de las categorías».

Si bien ambos coinciden en que «la misión y el ser del club es el balonmano y llegar lo más alto posible», enfatizan que «en iniciación tenemos muy claro que los chavales se lo tiene que pasar bien. Cuando nos acercamos a los centros intentamos que entiendan que se van a mover en un entorno de confianza y amistad», proclaman convencidos. Al mismo tiempo, destacan que a esas edades los resultados son lo de menos, por supuesto. «Tratamos de inculcar valores como la solidaridad, el compañerismo o el respeto a las normas. Hasta acceder a los equipos cadete o juvenil lo importante es que los chavales se sientan a gusto y estén deseando que llegue la siguiente semana para seguir practicando y que pase igual en verano, que estén pensando en la temporada siguiente», revelan.

Volcados con Egia

Pero más allá de fomentar el balonmano, en el club apuestan por «crear comunidad, que nos parece incluso más importante. Damos mucha importancia a las relaciones sociales que creamos dentro de nuestro club desde los 10 ó 12 años que se accede a él hasta que se sale, cada uno decide cuándo», señalan. Pero no se quedan ahí: «Queremos ser una entidad importante en el barrio. Somos un club que siempre se ofrece voluntario para colaborar y se muestra con ganas de participar en diferentes acciones sociales en Egia. Ése es nuestro sentimiento, creemos que nos diferencia de otros y que nos hace más fuertes, que es lo que atrae a la gente de Egia. Se nos conoce por ese vínculo que tenemos, con el barrio y con otras entidades culturales y deportivas. Ese vínculo con el entorno y la ciudad lo tenemos muy enraizado y colaboramos con todas las actividades que se organizan en las que podemos ayudar. Forma parte del ADN del club».

Entre los niños que forman la base del club y los de Eskola Kirola, Egia K.E. llega a entre 300 y 400 niños y niñas cada curso. «Tenemos muchos monitores impartiendo clases de balonmano en deporte escolar; e incluso en alguna ocasión, hemos tenido que dejar de atender alguna demanda que ha surgido porque no teníamos entrenadores disponibles». De hecho, Jaka y Urrosolo no tienen problema en hacer autocrítica y reconocer que «estos monitores deberían tener más formación. Tenemos una pequeña laguna ahí y nuestra intención es darles esa posibilidad de seguir formándose», desvelan.

En general, muchos son jugadores del club, que son referentes para los niños porque juegan en equipos de categorías superiores, «gente maja que se vuelca en lo que hace porque le encanta el balonmano», pero a la que también quieren brindar los medios para que «ofrezcan un mejor servicio». Porque más allá de problemas puntuales como «tener que desplazar los partidos de varios equipos al Paco Yoldi por la saturación del polideportivo de Egia (pedimos disculpas por ello)», en Egia K.E. se preocupan por las personas. Por eso están consiguiendo que familias completas, con padres y abuelos que ahora han metido en el club a sus niños, se sientan parte del club: «Hemos creado tal grado de confianza entre todos que nos hemos convertido en una gran familia», sentencian.

Rinden culto a su querido Torneo Internacional

Egia K.E. y el barrio tienen una cita ineludible con el balonmano cada mes de agosto con motivo del Torneo Internacional de Balonmano de Egia, «uno de los torneos más importantes del Estado, al que vienen equipos de Francia y los mejores clasificados de la ASOBAL y la Liga Guerreras Iberdrola, entre otros». Este mismo año, sin ir más lejos, y además de Bidasoa Irun y Super Amara Bera Bera, disputaron las bodas de plata de la competición Helvetia Anaitasuna, Logroño La Rioja y Fenix Toulouse, en categorías masculina, y Aula Alimentos de Valladolid, Mecalia Atlético Guardés y Liberbank Gijón, en categoría femenina. El torneo se completa con los partidos de los primeros equipos del club ante otros conjuntos guipuzcoanos. «Es una forma de acercar el balonmano al barrio y de que los jóvenes conozcan a las estrellas de este deporte»

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